Las supersticiones de 100 años atrás persisten hoy en día en
nuestro deporte aun cuando científicamente se han comprobado falsas. En tiempos
de antaño los gallos se desarrollaban a campo libre en fincas de pequeños
productores agrícolas que brindaban un buen espacio de terreno o un territorio
para él y sus hembras.
El propósito de este desarrollo en libertad era para que
el gallo desarrollara en su máximo, su capacidad física y su capacidad MENTAL.
La creencia que un pollo o un gallo se debilita al pisar una gallina es la
causa por la cual muchos gallos pierden o se huyen a la hora del combate.
Un
pollo no desarrollara su coraje al máximo si nunca ha estado con hembras. Con
los alimentos y medicamentos modernos es fácil obtener una buena condición
física, pero para lograr una buena condición mental, los machos tienen que
estar con hembras. Estudios científicos recientes han descubierto que el macho
pelea para proteger su territorio y no necesariamente a sus hembras. Esta es
probablemente la razón por la cual muchos galleros comenten el grave error de
no ponerles hembras a sus machos.
Existen dos tipos de gallos: los que pelean
lo suficiente solamente para defenderse del ataque del oponente, y los que
pelean bravos y sin piedad con la determinación de destruir al contrincante.
Todos sabemos (o deberíamos saber) que es mucho pedirle a un pollo de menos de
11 meses de edad que rinda como un gallo macizo, mucho menos cuando no se les
ha permitido estar con hembras.
Recientemente jugué un pollo de 10 meses que al
verlo en casa de mi gallero durante su preparación note que no estaba con
hembras. Cuando le pregunte a mi gallero que porque no le ponía hembra al pollo
me dijo que era porque lo iba a debilitar. El día del combate, en las primeras
dos soltadas de su pelea mi pollo destrozo a su contrincante…… y luego se
corrió. En estas últimas 6 semanas, en 3 estados diferentes, muchos de los
pollos que he visto jugar estaban muy jóvenes y solo pelearon para defenderse
del ataque del oponente. No hubo muchos huidos, pero se daban por vencidos sin
razón aparente alguna, y al sentirse cortados dejaban de pelear.
La buena
condición mental acarrea igual importancia que la buena condición física.