Para un buen cambio de pluma.

Para nuestras aves al igual que
para cualquier otra ave, la muda es uno de los procesos que causa un mayor
estrés fisiológico ya que le supondrá reponer un importante porcentaje de peso
corporal al tener que renovar todo su plumaje, siendo un factor determinante en
este proceso tanto las horas de luz solar, como la temperatura ambiente. Pero
antes de entrar en materia, es necesario, para una mejor comprensión de este
importante proceso anual que le ocurre a toda ave saber por qué se produce.
Las plumas “viejas” están
compuestas de derivados de las papilas dérmicas, las plumas son estructuras
biológicamente muertas y, por tanto, no precisan riego sanguíneo. Por esta
razón, la pluma no puede auto-regenerarse y se hace necesario sustituirla por
otra nueva una vez al año, proceso que se inicia por la sinergia de dos
factores, luz y calor que inciden sobre la hipófisis y la glándula tiroidea,
aumentando los niveles de la hormona tiroxina en sangre, comenzando el proceso
cuando las condiciones meteorológicas son favorables para el ave, así al durar
más los días y aumentar el calor y humedad del ambiente se supone que es un
beneficio para el ave cuyo metabolismo tiene unos menores requerimientos, por
lo que las aves han adaptado su necesidad de renovación del plumaje a esta
época en que le es más fácil realizar la muda de manera adecuada. La muda
comienza normalmente en el mes de junio y finaliza entre octubre y noviembre
(En algunas partes), siendo esto variable dependiendo de factores tanto
internos de las aves como externos del propio clima local. El proceso de la
muda depende pues del nivel de tiroxina en sangre, siendo esta hormona la que
determina tanto el comienzo del proceso, como su paulatino y ordenado
desarrollo por todo el cuerpo de las aves.

El mantenimiento de las plumas se
realiza a través del acicalamiento diario del ave. Toma una pequeña cantidad de
grasa de la glándula del uropigio, situada en la cola, y la distribuye por las
plumas. Es evidente que una adecuada alimentación en este momento resulta
crucial para conseguir un plumaje bello, flexible y sedoso, que además pueda
resistir durante un año completo. (Hay diferentes marcas de alimento comercial
especiales para esta época). Las necesidades proteicas son muy importantes, ya
que es necesario sintetizar grandes cantidades de colágeno. Enriquecer la dieta
con granos ricos en proteína sería lo ideal.

Es muy importante asegurarnos de
un buen estado de salud general que mantenga al organismo en las mejores
condiciones para evitar cualquier infección oportunista, provocada por una
disminución de las defensas muy frecuentes en situaciones estresantes. Por eso, una vez terminado el periodo de cría
y de “jugadas” es necesario realizar los siguientes tratamientos tanto a
nuestras aves.
1º) Desparasitación completa, tanto interna
como externa.- Entre los ácaros externos, destacan en este periodo, el ácaro de
la pluma y la sarna desplumante. En el primer caso, el ácaro se alimenta de las
escamas de la pluma, produciendo incluso pequeños agujeros en la estructura. El
segundo provoca una caída masiva del plumaje, impidiendo que vuelvan a salir
nuevas plumas o que las que nacen estén muy deterioradas. Al efecto destructivo
de estos ácaros, hay que unir el que pueden producir otros como el piojo rojo o
las lombrices intestinales, que en general redunda en anemias y mala absorción
de nutrientes respectivamente.
2º) Tratamientos anticoccidiosis,
debido a su alto índice de prevalencia, se convierten en uno de los mayores
enemigos de las aves en cualquier época del año, pero más en estas fechas
debido al incremento de temperatura, malas condiciones higiénicas, y otros
factores, es fácil que se produzca una infección, en el caso de que no
realicemos un buen tratamiento preventivo.
3º) Tratamiento contra Salmonella
y Colibacilos.- Igualmente que en el caso del Coccidio la temporada favorece la
reproducción masiva de estos agentes bacterianos, provocando numerosas
diarreas, sin origen en otras enfermedades. Las causas que pueden facilitar
estas infecciones son las mismas que las descritas para las coccidias. Por el
contrario, cuando las condiciones de salud, higiene, son las adecuadas,
observaremos que se desarrolla una buena muda en nuestras aves. En tal caso,
las plumas van creciendo a un ritmo constante hacia el exterior, donde secan y
maduran su estructura. Un ambiente con humedad moderada y bien ventilada es
importante en este periodo para evitar un secado demasiado rápido. Por otra
parte la falta de ventilación provocará que la urea eliminada en las heces
fermente, incrementando el malestar de las aves e incluso reduciendo su
apetito. Los “baños de sol” en exceso pueden acelerar el secado si son en
exceso. Por el contrario, en el caso de que la muda se realice sin sus baños de
sol le llega a afectar, no hay que olvidar que ellos aportar vitamina D,
responsable de la síntesis del calcio, básico durante la muda. El sol en exceso
también apaga el brillo del plumaje. Para finalizar, recordar que los baños son
imprescindibles en esta época, ya que ayudan a humedecer las fibras y
proporcionan elasticidad, resultan refrescantes y conseguiremos mayor limpieza
y suavidad. La piel, además, requiere del agua para mantenerse elástica y
permitir que la pluma despunte, pues en caso contrario podría provocarse un
"quiste" dejando la pluma o plumas crecer por debajo de la piel.
Por: Antonio Muciño Castañeda