Lo Fino En El Combate.


Cuando lo fino se muestra en el combate.


Al elegir un gallo, lo primero que valoramos son aquellos elementos que impresionan nuestros sentidos, esto es, la conformación o fenotipo: el tipo de cabeza, color de ojos y patas, tamaño o posición de las alas, entre otros factores. De igual manera nos gusta apreciar su actitud: respuesta a su contrincante, que tan veloz es, la manera en que da sus tiros. En fin, aspectos exteriores, pero que tienen un peso específico en el combate.
Todos los elementos mencionados no prueban aún, por si mismos, que un gallo sea fino; al contrario, pueden confundirnos si reducimos nuestras expectativas a un solo punto (por ejemplo, la velocidad extrema) y podemos terminar decepcionados. 




Desde mi punto de vista, un gallo es fino cuando puede sublimarse más allá de los trastornos bio -psicológicos que este padeciendo en el combate, cuando su determinación, voluntad y temperamento estas por encima de los límites que enfrenta.
Sin embargo, muy a nuestro pesar, hay traumatismos que por necesidad lo harán sucumbir, ya que en su organismo existen zonas muy sensibles como son: cerebro, cerebelo, nervios, bulbo raquídeo, arterias como la aorta y femoral, asi como heridas en los pulmones, corazón u otros órganos, por lo mismo, llamados vitales.

Podríamos decir que este es el fin del camino para el combate, pues estos traumatismos pueden conducir a estados de shock, ya sea hipovolémico( al cortar arterias que causan graves hemorragias), así como el shock neuro génico , incluso el shock térmico.
Cuando el gallo fue presentado frente al contendiente, los sentidos toman estímulos, que son captados hacia el cerebro, desencadenando una respuesta en el sistema endocrino por la hipófisis; esta glándula maestra a su vez influye sobre glándulas periféricas, creando un estado de alerta en todo el organismo. La síntesis de hormonas se dan en el interior de la células y, casi siempre, el producto se almacena en su interior hasta que es liberado en la sangre.


Una vez preparado física y emocionalmente, en nuestro gallo se comienzan a dar los efectos propios del combate, mismos que se manifiestan en los aparatos circulatorio y respiratorio, aumentando la circulación sanguínea, el número de respiraciones, al igual que la temperatura para desechar toxinas que se van acumulando. El plumaje se encuentra erizado, signo evidente en la golilla. 
En la mayoría de los animales se da un relajamiento en el control de las heces y orina. A estas alturas los músculos acusan cansancio  y el intercambio de gases se más intenso, por lo que el organismo tratara de regenerarse, permitiendo la penetración de azucares a través de la sangre, a fin de que la tomen los músculos y se conserven los niveles de energía. Colateralmente a estos síntomas, los bronquios se encuentran dilatados, facilitando la respiración y, junto a la penetración de azucares en la sangre, favoreciendo a disminuir la fatiga y la presión sanguínea, ayudando a la coagulación y el bloqueo de hemorragias, producto de una buena postura.
Este relajamiento no solamente suele ser orgánico, sino también temperamental, y es donde se pueden encontrar la máxima o mínima respuesta, por lo que muchas veces el soltador busca levantar su gallo, a fin de que alcance estos niveles de reacción. De obtener estos resultados, el gallo lograra revitalizarse con posibilidades de alcanzar un buen resultado, pero en el peor de lo casos podría huir, o como se dice: “enfriarse” por falta de casta.


De no superar los anteriores procesos: por agotamiento mental, físico, desangrado, envenenamiento celular y parálisis de las funciones circulatorias y de respiración, vendrá el colapso general y, con ello, la muerte. En resumen, los objetivos son: 1) preservar la vida. 2) regeneración inmediata y neutralización de las afecciones. Y 3) sublimación ante estado crítico.
Como podemos ver, el último punto, la sublimación, tendrá como resorte: el temperamento, la casta, la voluntad, la disposición y determinación, que son los principales elementos supremos de un gallo fino.
Articulo creado por: Ernesto Perez, "pacorrito".

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